La historia que les voy a contar a continuación no es muy común y es lo más excitante y caliente que me ha pasado en mis 34 años. Me llamo Andrés, mido 1,85 metros, de complexión fuerte y me encanta el sexo, estoy casado desde hace 8 años. Soy fotógrafo profesional y tengo un estudio en el centro, trabaje varios años para un periódico local, sin embargo a pesar de esos trabajos, yo quería mejorar mi solvencia económica, así que estuve buscando otros ingresos a través de la fotografía.

Un amigo mío me recomendó para una agencia y me comento que querían una entrevista conmigo, así que fui a esa entrevista, el sueldo era muy bueno y además daban bonificaciones. El único detalle es que era para una revista para hombres, es decir fotografía porno. En mis ansias de mejorar la economía familiar acepte el trabajo, pero no le contaría nada a mi mujer, ya que no le gustaría que trabajase en eso, además debo decir que nuestra relación estaba a punto de acabarse. En su lugar le dije que era fotografía para catálogos de ropa y zapatos.

Finalmente me llamaron y empecé a trabajar en eso. Normalmente me citaban en distintos lugares, que podían ser playas, casas, cabañas, montañas… éramos dos o tres fotógrafos, en la mayor parte de ocasiones a cada uno le asignaban una modelo (si se puede llamar así), que casi siempre eran jovencitas, algunas a pesar de que tenían mayoría de edad, se notaba que eran adolescentes menores. Estaba prohibido entablar mucha amistad con ellas.

La historia comienza en la cuarta cita, esta vez era un chalet a la orilla de la playa, un chalet enorme, con piscina incluida. Me asignaron una jovencita morena bronceada, de nombre Adriana, muy simpática, de estatura media, piernas delgadas pero torneadas, linda cintura y un rostro con unas bonitas facciones, un par de tetas pequeñas y decía tener 21 años. Mientras preparaba mi cámara entablamos conversación, me decía que era de una ciudad situada a dos horas de allí y que llevaba un año posando para varias revistas de estas. Me asignaron inicialmente en la piscina del chalet y después teníamos que ir a la playa. Adriana también se acabó de preparar, llevaba una falda corta y una blusa de tirantes sin sujetador, y como de costumbre zapatos de tacón alto.

Comenzamos la sesión de fotos, ella moviéndose de forma sexy y coqueta alrededor de la piscina y yo siguiéndola tomando fotografías, poco a poco fue quitándose la poca ropa, primero mostro sustetas, con lindos pezones pequeños y oscuros, los cuales tocaba y apretaba para la cámara, sin embargo fui notando que muchas de sus miradas parecían que iban dedicadas a mí. Después se quitó la falda, quedándose solo con una tanga, solo un hilito metido entre sus nalgas apretadas le tapaban su agujerito negro. Para todo esto yo ya tenía una erección, pero la considere normal como en alguna otra ocasión.

Adriana avanzo y se sentó en una tumbona de madera que estaba en un lateral de la piscina, allí fue donde se fue bajando el tanga, lo hizo lentamente y fue mostrándome su linda rajita morena, era preciosa, con un clítoris abultadito en la parte superior, estaba totalmente depilada, parecía la rajita de una adolescente, después se quitó completamente el tanga, abrió sus piernas para sacar un acercamiento de su vulva con sus morenos labios, se colocó en varios ángulos y formas para fotografiar su sexo en diferentes posiciones. Su cuerpecito era delicioso, tenía una piel con una textura casi perfecta.

Hizo gestos hacia mí, como dedicándome su ensayo, con sus manitas con las uñas pintadas de blanco brillante, se abrió los labios vaginales mostrándome el hoyito rosado interno de su vagina, después con mucho erotismo, se llevó un dedo a la boca, lo mojo con saliva y nuevamente toco su rajita, sobre todo el clítoris. Yo seguía la secuencia de fotos, pero ya mi respiración estaba acelerada, tragaba saliva, Adriana se dio cuenta de eso y sonreía pícaramente, al menos así lo veía yo. Con su dedo índice me indico que me acercara más para hacerle un close up a su rajita.

Cuando estaba a unos centímetros de su vagina, se llevó nuevamente su dedo medio a la boca y lo metió en su vagina que ya estaba mojadita, saco su dedo y lo puso en mi boca, yo por instinto abrí la boca y saboree su dedo mojado con sus flujos, era un sabor agridulce, fue supe excitante, mi verga casi rompe los pantalones. Adriana lo repitió nuevamente, yo por supuesto ya había dejado la cámara por un lado y me dedique a chuparle su dedo lubricado. Ella se reía de forma sexy como si fuera una travesura.

Tuve que controlarme para no hacer algo indebido. Seguimos con la sesión de fotos y acabamos al cabo de unos minutos. Después nos trasladamos a la playa, ahora Adriana llevaba un micro bikini, el cual se fue quitando nuevamente por partes, dejando su silueta desnuda en pocos minutos. Nuevamente le hice unos close up a su vulvita, ella acostada en la arena de la playa, también estuvo tocándose la raja frente a mí, se frotaba los dedos entre su rajita, nuevamente extendió su mano y me dio a beber sus líquidos vaginales impregnados en sus dedos que yo chupe como si se tratara de miel. Pero no conforme ella, agarro mi cabeza y me sumergió entre sus piernas, mi boca toco suvagina, y sentí el olor a mujer caliente y mojada, además sentí el salado del sudor de su piel morena. Yo estaba ya a punto de eyacular dentro de mis pantalones, ya que todo fue muy erótico.

Antes de finalizar la sesión, se me acerco Adriana y me dijo al oído que le gustaba y que quería estar conmigo después del trabajo. Las horas se me hicieron eternas, pero finalmente terminamos, salimos la metí en mi coche y camino a casa entre en el primer hotel que encontré. Entramos besándonos a la habitación, le fui quitando la ropa, ella hacia lo mismo conmigo. Empecé besando sus pequeñas tetas, chupándoselas con rabia y deseo. Ella me acariciaba la polla por dentro de los gallumbos, apretándolo con sus manitas.